En cada aniversario del Golpe de Estado, ratificamos la necesidad de
educar en la memoria para construir el futuro. La memoria que hoy rescatamos es
la condición indispensable para que haya justicia, para que no se repitan los
horrores del pasado. Ejercer la memoria es un derecho inalienable de los
hombres y mujeres, y una responsabilidad de la sociedad. Si el terror es
insidioso, la educación es la herramienta privilegiada de la memoria, el
vehículo para que se produzca esa necesaria transmisión cultural de una
generación a otra.
De maestros y maestras a alumnos y alumnas, de padres y madres a hijos e
hijas, de las personas más viejas a las jóvenes, y a los niños y niñas; en esas
direcciones y de esa manera, las sociedades pelean por la vida. En cada casa,
en cada aula, en las plazas, en las mesas de los bares, un día y todos los días
que sean necesarios, recordaremos a aquellos y aquellas que nos precedieron en
la lucha por la justicia y por los derechos humanos. Los constructores y las
constructoras de una mejor sociedad.
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